Félix Samaniego
La hermosa y el espejo (Fabula)
Anarda la bella Tenía un amigo Con quien consultaba Todos sus caprichos: Colores de moda, Más o menos vivos, Plumas, sombrerete, Lunares y rizos Jamás en su adorno Fueron admitidos,Si él no la decía: Gracioso, bonito. Cuando su hermosura, Llena de atractivo, En sus verdes años Tenía más brillo, Traidoras la roban(Ni acierto a decirlo) Las negras viruelas Sus gracias y hechizos. Llegóse al Espejo:Éste era su amigo; Y como se jacta De fiel y sencillo, Lisa y llanamente La verdad la dijo. Anarda, furiosa; Casi sin sentido,Le vuelve la espalda, Dando mil quejidos. Desde aquel instante Cuentan que no quiso Volver a consultas Con el señor mío. «Escúchame, Ánarda: Si buscas amigosQue te representen Tus gracias y hechizos, Mas que no te adviertan Defectos y aún vicios, De aquellos que nadie Conoce en sí mismo, Dime, ¿de qué modo Podrás corregirlos?»