Félix Samaniego
El lobo y el mastín (Fabula)
Trampas, redes y perrosLos celosos pastores disponíanEn lo oculto del bosque y de los cerros, Porque matar querían A un Lobo por el bárbaro delito De no dejar a vida ni un cabrito. Hallóse cara a caraUn Mastín con el Lobo de repente, Y cada cual se para,Tal como en Zama estaban frente a frente, Antes de la batalla, muy serenosAníbal y Scipión, ni más ni menos. En esta suspensión, treguas propone El Lobo a su enemigo.El Mastín no se opone, Antes le dice: «Amigo, Es cosa bien extraña, por mi vida, Meterse un señor Lobo a cabricida. Ese cuerpo briosoY de pujanza fuerte,Que mate al jabalí, que venza al oso. Mas ¿qué dirán al verteQue lo valiente y fieroEmpleas en la sangre de un cordero?» El Lobo le responde: «Camarada, Tienes mucha razón; en adelante Propongo no comer sino ensalada.» Se despiden y toman el portante. Informados del hechoLos pastores, se apuran y patean; Agarran al Mastín y le apalean. Digo que fue bien hecho;Pues en vez de ensalada, en aquel año Se fue comiendo el Lobo su rebaño. ¿Con una reprensión, con un consejo Se pretende quitar un vicio añejo?