Félix Samaniego
El labrador y la cigüeña (Fabula)
Un Labrador miraba Con duelo su sembrado, Porque gansos y grullas De su trigo solían hacer pasto. Armó sin más tardanza Diestramente sus lazos,Y cayeron en ellosLa Cigüeña, las grullas y los gansos. «Señor rústico, dijoLa Cigüeña temblando, Quíteme las prisiones, Pues no merezco pena de culpados; La diosa Ceres sabeQue, lejos de hacer daño, Limpio de sabandijas,De culebras y víboras los campos.» «Nada me satisface,Respondió el hombre airado: Te hallé con delincuentes,Con ellos morirás entre mis manos.» La inocente CigüeñaTuvo el fin desgraciado, Que pueden prometerseLos buenos que se juntan con los malos.