«¡Ah! ¡quién fuese Caballo!Un Asno melancólico decía; Entonces sí que nadie me vería Flaco, triste y fatal como me hallo. Tal vez un caballeroMe mantendría ocioso y bien comido, Dándose su merced por muy servido Con corvetas y saltos de carnero.Trátanme ahora como vil y bajo; De risa sirve mi contraria suerte; Quien me apalea más, más se divierte, Y menos como cuando más trabajo.No es posible encontrar sobre la tierra Infeliz como yo.» Tal se juzgaba, Cuando al Caballo ve cómo pasaba, Con su jinete y armas, a la guerra.Entonces conoció su desatino, Rióse de corvetas y regalos,Y dijo: «Que trabaje y lluevan palos, No me saquen los dioses de Pollino.»
Félix Samaniego