Félix Samaniego
El león enamorado (Fabula)
Amaba un León a una zagala hermosa; Pidióla por esposaA su padre, pastor, urbanamente.El hombre, temeroso mas prudente,Le respondió: «Señor, en mi conciencia, Que la muchacha logra conveniencia; Pero la pobrecita, acostumbradaA no salir del prado y la majada, Entre la mansa oveja y el cordero, Recelará tal vez que seas fiero.No obstante, bien podremos, si consientes,Cortar tus uñas y limar tus dientes,Y así verá que tiene tu grandeza Cosas de majestad, no de fiereza.» Consiente el manso León enamorado, Y el buen hombre lo deja desarmado; Da luego su silbido:Llegan el Matalobos y Atrevido, Perros de su cabaña; de esta suerte Al indefenso León dieron la muerte.Un cuarto apostaré a que en este instante Dice, hablando del León, algún amante,Que de la misma muerte haría gala,Con tal que se la diese la zagala. Deja, Fabio, el amor, déjalo luego;Mas hablo en vano, porque, siempre ciego, No ves el desengaño,Y así te entregas a tu propio daño.