Félix Samaniego
El lobo y la oveja (Fabula)
Cruzando montes y trepando cerros, Aquí mato, allí robo,Andaba cierto Lobo,Hasta que dio en las manos de los perros. Mordido y arrastradoFue de sus enemigos cruelmente; Quedó con vida milagrosamente, Mas inválido, al fin, y derrotado.Iba el tiempo curando su dolencia; El hambre al mismo tiempo le afligía; Pero como cazar aún no podía,Con las yerbas hacía penitencia.Una Oveja pasaba, y él la dice: «Amiga, ven acá, llega al momento; Enfermo estoy y muero de sediento: Socorre con el agua a este infelice.»«¿Agua quieres que yo vaya a llevarte? Le responde la Oveja recelosa;Dime pues una cosa:¿Sin duda que será para enjuagarte, Limpiar bien el garguero,Abrir el apetito,Y tragarme después como a un pollito? Anda, que te conozco, marrullero.» Así dijo, y se fue; si no, la mata.¡Cuánto importa saber con quién se trata!