Michelina es una dulce, linda y observadora gatica que vive hace muchos años en la granja de Constancilandia. Michelina es ágil y graciosa porque todos los días, muy temprano, se retira al jardín interior de la gran Casona de Constancilandia y allí durante una hora, practica todos los movimientos que ha aprendido de sus amigos, los animales de la granja. Muy cariñosamente llama a este lugar el gimnasio de Michelina.
A Michelina se le ve con frecuencia rondando por todos los sitios de la granja y como es tan observadora, se le queda grabado en sus ojos verdes rasgados, todo lo que hacen sus amigos porque hay que decir la verdad, todos son amigos de Michelina.
Ella sabe muchas cosas. Sabe cuáles son los secretos para tener siete vidas y ella como no es egoísta, quiere que todos los niños los conozcan para que crezcan sanos, ágiles y fuertes como ella.
Hace mucho tiempo, cuando Constancilandia no tenía límites, se organizó en la región un campeonato de saltos, atletismo y gimnasia. De todas partes llegaban micos, patos, conejos, jirafas, ranas a inscribirse en las competencias. Sólo el Mico Alejandro y Michelina se inscribieron en las tres competencias.
El primer día compitieron por carrera de atletismo de cien metros. El Mico Alejandro, el Conejo Serafín y Michelina, la gata, se colocaron listos en la línea de partida y cuando sonó el disparo que daba la orden de salida, en un abrir y cerrar de ojos, Michelina con su cuerpo elástico y gracioso tocaba la línea anaranjada que había sido señalada como la meta. Ese día, los aplausos llegaron hasta las nubes. Michelina, la gatica de Constancilandia, le había ganado al Conejo Serafín, el rey de las carreras, quien jadeante, llegó en un segundo puesto.
El segundo día era la competencia de saltos. Habían colocado unas lindas manzanas rojas con unas cintas que prendían de las ramas de un laurel. Los competidores, el Mico Alejandro,
Michelina se retiró unos metros del árbol de laurel, lo observó, respiró profundo e inició una veloz carrera y justo debajo de la parte donde estaban las manzanas dio un gran salto y para sorpresa de todos, en vez de una, dos manzanas alcanzó. Esta vez, los aplausos llegaron hasta el cielo y Michelina fue la triunfadora de la prueba de saltos.
El tercer día, era la competencia de gimnasia. Michelina había dormido lo suficiente para sentirse relajada y tranquila esa mañana. Pidió que para hacer sus ejercicios gimnásticos le acompañara un fondo musical, "Claro de Luna" del maestro Beethoven. Apareció Michelina en el escenario de la prueba y, a los acordes de esa sonata, Michelina brincó, voló, jugó, caminó, maniobró y bailó con tal donaire, agilidad y precisión que cuando terminó, fueron tantos, tantos los aplausos que en el cielo, la luna y las estrellas se unieron a los animales de Constancilandia para gritar al unísono:
-¡Viva Michelina, la campeona de Constancilandia!-
Pasaron los días y en todas partes sólo se escuchaba la noticia, "Michelina, una gata graciosa y ágil es la triple campeona de las Olimpiadas de la región.
Margarita Osorio Villegas