El gatico Danilo

Danilo era un gatico inteligente, de pelo amarillo y desordenado que tenía que ir a la gatiguardería cada vez que papá gato y mamá gata, salían a trabajar. Papá gato era un felino ágil y despierto que trabajaba atrapando a los ladrones que robaban la comida del gatimercado. Mamá gata trabajaba tejiendo ropa de lana para bebés gato.

A Danilo no le gustaba ir a la gatiguardería porque era muy estrecha y oscura , allí no podía saltar, ni correr , ni maullar a todo pulmón. Vivía tan triste y amargado que arañaba a los otros gaticos, les arrancaba los pelos, les pisaba la cola y les mordía las orejas. Cuando la gatimaestra le llamaba la atención, él se acurrucaba a jugar con un pedazo de lana, en un rincón, bajo unas escaleras donde ella no podía entrar. Todos le temían. Su gatimaestra decía que era el peor de los gatitos y él creía que eso era verdad.

Danilo le dijo a mamá gata que no le gustaba esa guardería, y ella respondió :

- "después de la navidad te llevaré a una gatiescuela que te va a encantar".

Pasaron una, dos, tres, cuatro semanas. Llegó la navidad y Danilo estuvo muy contento porque ya no tendría que volver a la estrecha gatiguardería. Y por fin llegó el día esperado por Danilo, en el que conocería su gatiescuela.

Tan pronto entraron los primeros rayos tibios del sol por la ventana de su gaticuarto, saltó de su cama y con un fuerte maullido llamó a mamá gata, quien estaba ocupada en la cocina preparándole un delicioso sandwich de atún , para su primer día de clase. Meneando la cola de alegría, cogió su lonchera, se despidió de mamá gata y se montó en el gatibus escolar.

Al llegar a la gatiescuela lo sorprendió ver tantos gatos de un lado a otro : gatitos, gatimaestros, gativigilantes, gatisecretarias, gatijardineros, gaticonductores, revueltos en un gran patio de árboles inmensos y jardines con flores de muchos colores.

Un ronroneo suave llegó hasta sus oídos, era la gatimaestra, una gata color pardo, jovial y alegre , de ojos color miel y pelos cortos quien con voz dulce llamaba a cada uno de los nuevos gatitos. "Timoleón, Mateo, Sabina, Danilo" . Al escuchar su nombre brincó como un resorte y se montó en una mesa para contestar con un fuerte maullido :

- " Aquí estoy ! " .

A la gatimaestra la tomó por sorpresa aquel comportamiento y le dijo:

-"Danilo bájate de la mesa que te puedes caer".

La gatimaestra recordó entonces lo que, alguna vez, le había advertido papá gato :

- ese gatito es una fiera, no hace caso, es muy grosero y hace lo que quiere. Tenga cuidado con él, para hacerse respetar, háblele durito, jálele las orejas o pellízquelo .

La gatimaestra inició el primer día de clases leyendo algunos poemas y luego hizo una ronda con los nombres , despues de saber como se llamaban todos los gatitos, ellos salieron a un descanso. Al cabo de un rato todos volvieron al gatisalón, la gatimaestra notó que faltaban tres gatitos, fue a buscarlos por todos los rincones del inmenso patio y encontró a Danilo, Yustín y Sebas jugando en la piscina de arena. La gatimaestra preguntó que si ellos habían escuchado la campana. Danilo refunfuñó, no prestó atención a aquellas palabras y se lanzó nuevamente a la piscina de arena. Yustín y Sebas se fueron con la gatimaestra hacia el gatisalón. Danilo regresó solamente, una hora después, cuando se cansó de jugar con la arena.

Sucesos parecidos se repitieron por muchos días : cierta vez corrió como gato desaforado, por la mitad del patio de la gatiescuela, detrás de sus amigos para bañarlos con agua. En otra ocasión subió hasta lo más alto del árbol de mangos a balancearse en sus ramas, mientras la gatimaestra lo llamaba pacientemente a su gatisalón. Sin esperarlo se quebró la rama sobre la que estaba parado Danilo y se pegó un golpe tan fuerte que salió sangre de su cola. Su gatimaesta se asustó mucho. Pero Danilo se paró al instante y dijo:

-" a mí no me duele, a mí no me duele " .

Las mantas de colores

En cierta ocasión la gatimaestra preparó una clase especial. Los gatitos debían jugar con mantas de muchos colores al ritmo de una agradable música de flautas. Por primera vez Danilo acompañó a sus amiguitos, saltó y bailó. Al verlo los demás gatitos se acercaron con sus mantas, lo taparon, lo destaparon y se arrastraron unos a otros montados encima de las telas coloridas.

Al cabo de un rato la gatimaestra preguntó a los pequeños ¿qué les había gustado?. Danilo abrió sus grandes ojos marrón y se apresuró a contestar :

- "esa música es muy bonita, me gusta mucho".

Alejo , el gatito blanco de pelos parados dijo:

- "qué juego tan rico, pasamos muy bueno".

Susy , la gatita gorda y colorada agregó:

- " tan lindas esas mantas, bailamos y nos divertimos".

Al final de aquel día la gatimaestra dijo a todos que le ofrecieran un aplauso a Danilo, porque había compartido con entusiasmo y había sonreido a sus amiguitos. Les pidió tambien que buscarán un amiguito y se dieran un fuerte abrazo de gato, antes de irse para la casa. Ella se dirigió hacia Danilo y ofreciéndole un abrazo, lo miró a los ojos y con la mayor de las ternuras le dijo :

- " que bien bailaste! ".

Danilo se quedó frío como una paleta, y no supo que decir , mientras su corazón palpitaba como un gato saltarín. Cogió su lonchera y se alejó en dirección al gatibus escolar. Después de aquel día Danilo se quedó en su gatisalón con los amiguitos y pedía a su gatimaestra que le pusiera música mientras todos pintaban o jugaban a leer sus primeros gaticuentos.

Sol, solecito

Un día de lluvia y mucho frío, la gatimaestra les indicó que llamaran al sol recitando juntos el poema " Baja pronto solecito ". Y todos los gatitos entonaron con energía:

- "solecito, solecito te queremos saludar, baja pronto a la tierra haz que todo brille ya. Resplandece , resplandece dentro de mi corazón para que con alegría comience hoy mi labor ".

Después la gatimaestra les dijo que jugaran a escribir el poema, pues ellos se lo sabían de memoria, y que además dibujaran al amigo sol. A Danilo no le gustaba jugar a escribir. Cuando la gatimaestra los invitaba a ser escritores él nuevamente se alejaba a jugar con lana. Entusiasmados los amiguitos de Danilo se pusieron a escribir y a dibujar. Muchos llenaron una hoja con sus escritos y algunos solo media. Pintaron soles amarillos, naranjados y rojos, tristes y alegres, grandes como una pelota y pequeños como una bolita de cristal.

Entretenido con su lana en un lado del gatisalón, Danilo miraba y miraba lo que sucedía. Momentos después, en medio de una algarabía gatuna, todos los gatitos pegaron en una pared sus escritos y dibujos.

-" Ahora cada uno va a ponerse carita feliz , si considera que su trabajo está bien hecho y carita triste si cree que su trabajo no está bien " dijo la gatimaestra.

Todos se pusieron carita feliz … menos Danilo, quien se quedó tan mudo como una pared. Sonó la señal para salir a descanso y con agilidad gatuna todos tomaron sus loncheras para salir al patio. Danilo prefirió quedarse solo en su gatisalón. Cuando regresaron los gatitos y la gatimaestra se llevaron una sorpresa: en la exposición había un nuevo sol amarillo con cara sonriente y un montón de garabatos. Todos se preguntaron: ¿ de quién es ese sol ?. La gatimaestra supo de inmediato de quien se trataba y preguntó:

- " Danilo ¿ qué carita te pondrías feliz o triste ?" .

Y el respondió:

- " pues feliz, no ve que ya hice mi trabajo ".

La gatimaestra pidió a todos que le dieran un aplauso a Danilo porque había cumplido muy bien con la pequeña tarea del día. Yuli la gatita más alegre de la clase dijo :

- " Demos un abrazo a Danilo" y sin pensarlo todos se fueron encima del gatito, quien se sentía muy feliz. Emocionado le dijo a su gatimaestra que iba a ayudarle a repartir los materiales para hacer las tareas diarias. Sorprendida le dijo que si y le dio más abrazos de gato, mientras un fuerte chorro de luz entraba al gatisalón. Era el amigo solecito que por fin había llegado para calentar el día y el corazón de todos los gatos.