Ña María Castañas

Ña María Castañas tenía diez hijos

-también una tía-

un perro, un gato

y un queso reseco en un garabato

que todas las noches

el ratón mordía y ... lamía el gato.

Una mañanita de azul primavera

a Doña María le dolía una muela.

Salieron el perro, el gato, la tía

y le preguntaron que por qué gemía.

Ña María, decía:

"Me duele una muela

la muela de arriba

la del lado izquierdo

la de la comía"

Y todos los hijos, al oír el cuento

fueron de inmediato a casa del dentista

mientras Ña María lloraba y gemía.

Gimoteaba tanto Ña María Castañas

que toda la gente se sumó, enseguida:

los hijos, el perro, el gato, la tía

y su vecindario, de frente y en fila,

le daban la vuelta de calle a cocina

¡Pobre Ña María...!

tenía tanto miedo cuando vio al dentista

que del puro susto no pudo decir

cuál era la muela por la que sufría.

Entonces, sus hijos le abrieron la boca

y dentro le vieron una muela rota...

El señor dentista le sacó la muela

y siguió llorando la Doña María

ya que esa no era la que le dolía.

La pobre viejita, apenas decía:

"La muela de arriba es la que me duele,

la del lado izquierdo, la de la comía"

Como hay varias muelas

en el lado izquierdo...

las sacaron todas

pues nadie sabía cual de ellas dolía.

¡Ña María Castañas se quedó sin muelas!

Ahora no come:

ni carne, ni pollos,

ni arepas, ni bollos,

ni el queso reseco

de aquel garabato

que el ratón mordía

y ... lamía el gato.

La pobre abuelita come ahora bizcochos

mojados en leche... con pan y cuajada,

pues quedó sin muelas en el lado izquierdo

y como en el derecho no tenía nada...

Ña María Castañas hoy vive feliz

vendiendo pasteles

y untando los panes en leches y mieles.